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domingo, 25 de marzo de 2012

¿POR QUÉ ME HICE PROFESOR? 3


¿Que por qué me hice maestra?
Como todos los niños, yo de pequeña jugaba a los profesores. De hecho tenía hasta mi propio cuaderno de notas. Pero cuando fue llegando el momento de elegir "qué quería ser de mayor" yo quería ser profesora de piano. Estaba convencidísima de ello. Así que se acabó el bachillerato y me quedaba un año para acabar el grado profesional del conservatorio y tenía que decidir si dedicarme exclusivamente a lo musical o empezar una carrera, la que fuera, para "no cerrarme puertas". De esta manera me planté en magisterio de inglés (porque ya puestos, y ya que me gustaba el inglés, decidí hacer el que más salidas parecía que tenía). Cuando acabé el conservatorio, si quería hacer el grado superior tenía que irme a otra ciudad, y ya que estaba en 2º pues casi que seguía en magisterio y ya cuando lo acabase me iría a hacer el superior. Pero, cosas de la vida, cuando acabé magisterio eché currículums. (Todo el mundo los echa, cómo no los vas a echar tú). Así que me llamaron. Y me puse a trabajar...

Y aquí sigo; en una profesión que me ha acabado encantando más de lo que podía imaginar.

Raquel García Sanz,
Maestra en el colegio Santa Teresa de Jesús (Madres Escolapias)

No puedo decir, mentiría más, si dijera que desde pequeño quise ser maestro. Sí es verdad que tengo mis recuerdos infantiles de jugar a ser maestro con mis vecinos/as, por inicio de los 80, ya que los cuadernos que utilizábamos eran los cientos de panfletos electorales que recogíamos de la calle y los convertíamos en libros de clase.

Desde bien joven ayudaba económicamente en casa, con lo que mejor se me daba – eso pensaba yo, porque creo que mi madre no me dejaba trabajar en otras cosas que sí había, más duras o que requerían mayor esfuerzo físico- que era dar clases particulares. También desde muy joven comencé mi etapa educativa, como docente, con lo que verdaderamente me gustaba: monitor deportivo –entrenador de baloncesto - y monitor de tiempo libre – con los Scouts -. Creo que fue ahí donde creció dentro de mí ese germen de educador, de dar algo a los demás, que yo había recibido antes.

Llegado ya el momento de elegir carrera universitaria, en 3º de BUP hablando con un amigo me orientó en hacer Magisterio – rama de humanas - y posteriormente el curso puente de Historia, que en verdad era lo que quería hacer. Aún me acuerdo de esta conversación como si fuera ayer, en una excursión. Y así fue, realmente así fue. Me apunté en Magisterio, en contra de muchos comentarios – de familia, tú tienes más capacidad que ser un simple maestro; de otros compañeros o de la sociedad de entonces, que como la de ahora, considera nuestra carrera como de segunda o de tercera clase.

 Pero ahí estaba yo con mi idea: haría Magisterio, luego el curso puente y después dos años en Zaragoza para hacer Historia y por qué no, acabar como becario o algo más en la Universidad.

Y empecé la carrera y de ella lo que más me marcó fueron las prácticas de mi último curso. Tuve la suerte de tener como tutor de ellas un profesor de vocación, el Padre Escolapio Carlos. Me enseñó en estos tres meses a amar una profesión y a sentirme amado por ella. Pero mi rumbo seguía; al año siguiente hice el curso puente en Soria, pero me llamaron de dos colegios para hacer sendas sustituciones de 10 y otra de 40 días. Aún las recuerdo en lo más hondo de mi ser, porque al hacerlo me río con la ternura del recuerdo más puro de tu vida. Me sentía completo, no necesitaba más, era feliz siendo un simple y feliz maestro. No obstante, seguía con mi rumbo. Acabé el curso de adaptación y me matriculé en Zaragoza en 4º de Historia.

Tenía todo preparado, residencia, libros, matrícula y justo a inicios de septiembre me llaman del colegio donde hice la sustitución más larga y me ofrecen un trabajo continuo. Aún me acuerdo de la llamada en casa, de ir a la habitación de mis padres al teléfono privado y de escuchar la oferta. ¿Quieres ser profesor de primaria ya? Y me acuerdo que no dudé, mi sí fue fuerte y alto. No bien recibido por mi familia, porque esperaban algo más para mí. Pero me respetaron y me dejaron seguir mi nuevo rumbo. Yo a cambio, hice los dos años de Historia en mis dos primeros años de docencia. Con ello les decía que ya era licenciado, pero que me quedada de diplomado maestro.

Y así fue como terminé siendo maestro de niños, ya 22 años con el presente. Y hasta aquí mi rumbo, mi camino, mi vocación.

Javier Hoyuelos, 
Maestro en el colegio Santa Teresa de Jesús (Madres Escolapias)

1 comentario:

  1. Mis querdidísimos Javier y Raquel, gracias y gracias por estar aquí conmigo en este proyecto.
    Javier, amigo mío, me ha encantado tu historia, oye, eres un Maestro con mayúsculas. Raquel, eres la leche, ya lo sabes, y una peazo maestra como un piano de cola.
    ¡¡¡Besos enormes para ambos!!!

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